viernes, 25 de noviembre de 2011

FENOMENOLOGÍA



Corriente filosófica originada por Husserl. El término fenomenología surgió en el pensamiento alemán a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Husserl toma el término de su maestro Carlos Stumpt, para referirse a una ciencia filosófica fundamental.

La fenomenología es el estudio de los fenómenos tal como son experimentados, vividos y percibidos por el hombre, es decir, estudia las realidades tal como son en sí, dejándolas que se manifiesten por sí mismas sin constreñir su estructura desde afuera, sino respetándola en su totalidad.  Husserl, acuñó el término Lebenswelt (mundo de vida, mundo vivido) para expresar la matriz de este “mundo vivido, con su propio significado”.

Husserl se preocupó mucho por el proceso de hacer ciencia y por ello trató de crear un método “fenomenológico” cuyo fin básico era ser más riguroso y crítico en la metodología científica; el nuevo método se centraba en la descripción y en el análisis de los contenidos de la conciencia.  Este método refleja un esfuerzo por resolver la oposición entre el empirismo, que enfatiza la importancia de la observación, y el racionalismo, que enfatiza la razón y la teoría, y lo logra describiendo el origen, en la conciencia, de todo sistema filosófico o científico.

Para lograrlo, Husserl prescribía abstenerse de los prejuicios, conocimientos y teorías previas, con el fin de basarse en lo dado y volver a los fenómenos no adulterados.  La fenomenología eidética de Husserl consiste en descubrir los significados no manifiestos, analizarlos y describirlos (M. Zichi y A. Omery, 1994). La fenomenología descansa en cuatro conceptos claves: la temporalidad (tiempo vivido), la espacialidad (espacio vivido), la corporalidad (cuerpo vivido) y la relacionalidad o la comunalidad (la relación humana vivida).

El énfasis primario de la fenomenología está puesto en el fenómeno mismo, es decir, en lo que se presenta y revela a la propia conciencia y del modo como lo hace; no desea excluir de su objeto de estudio nada de lo que se le presenta a la conciencia, acepta lo que se presenta, así como se presenta; y este punto de partida es puesto como base debido a que el hombre solo puede hablar de lo que se le presenta en su corriente de conciencia o de experiencia.

Desde el paradigma fenomenológico, las preguntas de quien investiga siempre se dirigen hacia una comprensión del significado que la experiencia vivida tiene para la persona. Especialmente importante resulta que el investigador llegue con el participante sin ideas preconcebidas y abierto a recibir cuanto este exprese.

Etapas y pasos
Etapa previa
 Clarificación de los presupuestos
Etapa descriptiva
Primer paso: Elección de la técnica o procedimientos apropiados
·          La observación directa o participativa
·          La entrevista coloquial o dialógica
·          La encuesta o el cuestionario
·          El autorreportaje
Segundo paso: Realización de la observación, entrevista, cuestionario o autorreportaje. Reglas negativas y reglas positivas
Tercer paso: Elaboración de la descripción protocolar
Etapa estructural
Primer paso: Lectura general de la descripción de cada protocolo
Segundo paso: Delimitación de las unidades temáticas naturales
Tercer paso: Determinación del tema central que domina cada unidad temática
Cuarto paso: Expresión del tema central en lenguaje científico
Quinto paso: Integración de todos los temas centrales en una estructura particular  descriptiva
Sexto paso: Integración de todas las estructuras particulares en una estructura general
Séptimo paso: Entrevista final con los sujetos estudiados
Discusión de los resultados
Existen otras orientaciones metodológicas, como el feminismo, la narrativa testimonial y grupos focales, que comparten la orientación fenomenológica general básica (Martínez, 2006).

ARISTÓTELES

MÁS ALLÁ DE LA FÍSICA

Aristóteles se educó bajo el manto de Platón, pero aún así, creó y sentó las bases de su propia filosofía, una filosofía totalmente distinta a la de su maestro. Aristóteles defiende en su filosofía al mundo de lo visible y lo tangible, no reconoce relación alguna entre el subconsciente y la realidad. Para él, no existen los objetos si no pueden ser estudiados en el mundo real, demostrando así su existencia y sus propiedades. Ve el mundo desde un punto de vista meramente objetivo, basado en la observación. Sus estudios fueron concretos, pragmáticos, no había espacio ni tiempo para respuestas o soluciones más allá del plano material.

A pesar de contradecir la filosofía de Platón,  dejó un gran legado a la humanidad, al igual que su maestro, y aún después de una brecha histórica de miles de años, sus postulados siguen siendo utilizados en la ciencia y la cotidianidad. Sus conocimientos sobre lógica o lógica aristotélica, su posición sobre el pensamiento y el razonamiento siguen vigentes.

Su filosofía, en todos los aspectos que abarcó, se fundamentó en la razón, por eso consideraba al hombre un animal racional, capaz de pensar, de plantearse interrogantes y darles respuestas; en política y educación, Aristóteles justificaba las acciones por su causa y efecto, es decir, la ejecución de una acción con un fin específico. Para él, la forma en la que se educaba a los jóvenes y se ejecutaban las leyes en la polis, determinaría el porvenir de una sociedad prospera, con individuos felices, pues esa era la finalidad del hombre, ser feliz dentro de un marco de respeto y trabajo propio y justo, de acuerdo a las capacidades de cada uno, para cubrir sus necesidades elementales y vivir cómodamente.

Hablar de Aristóteles es hablar de filosofía científica, de hechos reales y concretos más que de inquietudes existencialistas, del cómo, del por qué y el para qué de los objetos, del individuo y de su forma de existencia.

MICHAEL FOUCAULT



OTRA FORMA DE SER FILÓSOFO

Presenta una forma distinta de lo que es ser filósofo, pues considera que hoy en día muchos de ellos se dedican a otras ramas como es la sociología, la literatura y la economía, permitiéndoles así tener una perspectiva o una forma más clara de reflexionar sobre la realidad. Para Foucault, el filósofo debe evolucionar con el tiempo, ya que nuestras épocas son distintas, siendo cada día más cambiantes. El filósofo debe aprender a adaptarse y así, en función de ese cambio pensar sobre lo que en ese momento pasa o va a pasar.
Muy a pesar de ser un filósofo que sufrió de profundas crisis, logró llevar a cabo grandes obras que transcienden sobre aquellos temas ya determinados como lo es el conocimiento y la experiencia. Retoma, reflexiona y transmite otros saberes o campos de conocimientos en función de sujetos epistemológicos, sujetos de acción, de poder, de moral, es decir, sujetos de voluntad, cada una de ellas divididas en etapas, siendo la primera, descrita como una etapa arqueológica en la cual se sumerge en lo más profundo, para así estudiar los modos históricos dentro de lo que es objeto de análisis o de estudio y cómo desde allí, sumergen lo que describe como saberes de la vida.
       Ya en su segunda etapa, es decir la etapa genealógica, su reflexión se hace prioritaria, en ella hace referencia  a lo fundamental que para el ser humano debe ser conocer su verdadera historia, de lo que somos y seremos, pero que aún así tiene su final representado en lo que es la muerte, y muy a pesar de conocer esa verdad, seguimos siendo objeto de conocimiento en el transcurrir de los tiempos y poco a poco sujetos de acción, capaces de influir sobre los demás; sujetos de moral orientados en creencias y basados en normas que se establecen dentro de nuestra sociedad, pero que a su vez nos brindan seguridad en nosotros mismos.
Su mayor interés se centra en el poder, porque es desde allí donde se establecen ideologías y estructuras de poder sofisticadas y necesarias en la cual nadie es ajeno y donde se despliega un sistema de control e identidad social que encara necesidades, muchas de estas a través de instituciones, manicomios, hospitales, cárceles, inclusive la misma escuela, lugares en los cuales se clasifica, se vigila y se es medido. Y es en esta última, en las escuelas, donde se establecen estructuras a través de técnicas disciplinarias (los exámenes) como una forma de transmisión de saberes, pero que a la final sigue y seguirá siendo un lugar para la pedagogía.


JEAN PAUL SARTRE


Jean Paul Sartre fue uno de los filósofos más destacados de la era contemporánea y, a pesar de las controversias de sus ideas, su pensamiento aún tiene vigencia en la sociedad actual. Su vida se desarrolló entre muchos ámbitos: filosofía, dramaturgia, novelas, ensayos, e incluso la política.

Este filósofo desarrolló la teoría del existencialismo, en ella sugiere que el ser se establece entre dos mundos, el ser en sí, que lo define como un ser integro en el que no se ha involucrado a la razón, y el ser para sí, es la conciencia, la búsqueda de cambios, representa la libertad del ser, libertad para elegir como queremos llevar nuestra vida. Para Sartre, los hombres siempre tenemos la potestad de elegir lo que queremos hacer y sentir. Lo importante es saber tomar las decisiones correctas y ser lo suficientemente maduros para aceptar nuestros errores y las consecuencias que éstos pueden traer para nuestra vida y la de otros.

En la actualidad, encontramos muchas actitudes en el ser humano que dejan pensar hasta qué punto esa libertad de escoger es bien llevada, ya que algunos la confunden con el “libertinaje” lo que hace que no se analicen las consecuencias de nuestros actos, mientras que otros intentan culpar a terceras personas de las decisiones erradas, justificando sus accionen con expresiones como “no tuve otro opción”, “no pude decir que no”, “tú me llevaste a decidir eso” entre otras. Estas expresiones son denominadas por el filósofo como “la mala conciencia”, cuando no somos capaces de aceptar las responsabilidades que nos trae una decisión tomada. Todas las personas tenemos la oportunidad de escoger, para bien o para mal, incluso en las situaciones más extremas.


Los hombres debemos aprender a usar adecuadamente esa libertad que se nos ha dado, ya que muchas veces tomamos decisiones sin analizar las consecuencias que traen consigo esas determinaciones, además debemos dejar de buscar terceros culpables de lo que solo nosotros escogimos. Todo lo que pasa en nuestra vida es consecuencia ineludible de las actitudes y decisiones que tomamos frente a las diferentes situaciones de la vida. Dejemos de responsabilizar a los demás y asumamos de una vez por todas que en nuestra novela de vida nosotros somos los únicos protagonistas y todo lo que ocurra en ella es única y exclusivamente nuestra responsabilidad.